Los inicios de la historia de Dublín

Caballeros Normandos

Mencionada por primera vez como Eblana Civitas por Tolomeo allá por el año 140, la región que hoy ocupa Dublín había sido colonizada por las tribus celtas en el siglo XIII a C. Un evento que cambiaría por siempre la historia y el sentir de los irlandeses fue la llegada de San Patricio en el siglo V, con él llegó el cristianismo, fe que permanecería arraigada hasta la actualidad.

Los vikingos, procedentes del frío norte de Europa, hicieron su aparición en la historia de Irlanda allá por el siglo IX, asentándose en la orilla Sur del río Liffey en un lugar que llamaron la «laguna negra» (Dubh Linn), mientras que los celtas se quedaban al Norte del río, en la conocida como Baile Átha Cliath.

Pero la presencia vikinga no duró mucho tiempo, ya que estos fueron expulsados por el rey Brian Ború en el año 1014. Con su expulsión, comenzó un periodo de prosperidad para los normandos, quienes desde entonces controlaron la floreciente Dubh Linn.

El siglo  XII nos trae un episodio de traición y sublevación, con la alianza entre el señor feudal Dermot MacMurrough (quien tenía frecuentes disputas con otros señores feudales por la soberanía y control del terreno) y el rey normando Enrique II, con motivo de la dominación del territorio irlandés. Pero las cosas no fueron para Dermot MacMurrough como había pensado, ya que Irlanda fue anexionada un año después a los territorios de Enrique II.

A partir de ese momento, la importancia de Dublín como puesto militar, y también como sede del poder judicial, fueron buenos motores para su prosperidad, además de la constante inmigración de holandeses e ingleses.



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