Oscar Wilde, genial dramaturgo y poeta
Oscar Wilde nace en Dublín en el año 1854, fruto del matrimonio de un médico llamado WIlliam Wills-Wilde y de la escritora Joana Elgee. Cursó estudios en varias escuelas de prestigio, consiguiendo su primer premio, el Newdigate nada menos, en reconocimiento a su talento para la poesía mientras aun estaba en el Trinity College de Oxford.
A la vez que terminaba la universidad, Wilde descubrió otra de sus pasiones, los viajes. Los primeros países que pisó fueron Italia y Grecia, aunque a lo largo de su vida incluiría otros lugares como Francia y Estados Unidos.
Sus primeras publicaciones vinieron de la mano de diversos rotativos de la época, en los que dejó constancia de su buena mano como poeta. Estas poesías diseminadas fueron recopiladas tiempo después en el libro «Poemas».
En el año 1882, Wilde viaja a Estados Unidos para dar una serie de charlas en las que explica su particular visión del valor estético del arte, cimentando sin saberlo el «dandismo», que surgiría más tarde. Continuó dando estas conferencias a su regreso, por el territorio británico y también en Francia, donde pudo relacionarse con otros escritores y empezar a darse a conocer fuera de su país.
También fue el creador de la revista para mujeres «Woman´s World», que se publicó entre los años 1887 y 1889, tiempo en el que además escribió un libro de cuentos titulado «El príncipe feliz». Tal fue el éxito del libro que poco después se comenzaron a publicar otros de sus trabajos.
Uno de sus más reconocidos y famosos trabajos fue «El retrato de Dorian Gray«, que de hecho fue la única novela que escribió, pero durante la época le reportó muy malas críticas por considerarse una deformación del mito de Fausto.
Lo cierto es que esta obra es un claro ataque a la hipocresía imperante en aquellos años, esta actitud (que fue una constante en su obra) le granjeó un buen número de enemigos, pero por otra parte es digna de admiración para nosotros.
A la par que su faceta de escritor iba a peor, su fama como escritor de obras de teatro no hacía más que mejorar. Tristemente, no fue su propia mano la que le hizo caer en decadencia, sino la del marqués de Queenberry, quien acusó públicamente a Wilde de homosexual, y de haber practicado sexo con Lord Alfred Douglas (hijo del mismo marqués de Queenberry).
La sentencia a dos años de trabajos forzados no tardó en llegar, y con ella el final de su carrera y de su relación con la sociedad británica, que tan mal le había tratado. Tras salir de la cárcel, en la que escribió dos pequeñas obras (De profundis y Balada de Reading), se marchó a París y cambió su nombre por el de Sebastián Melmoth. Durante los últimos años de su vida, abrazó el catolicismo, falleciendo el 30 de Noviembre del año 1900.
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