Old Temple Bar, cultura y ocio en Dublín

Temple Bar

Uno de los barrios que recuerdo con más simpatía es el Old Temple Bar, sin lugar a dudas el centro cultural y de ocio de Dublín y la parte más bohemia de la ciudad. Allí se dan cita las tiendas más extrañas y las más variadas, terrazas, restaurantes, galerías de arte, cines y por supuesto, la mejor música galesa de la que poder disfrutar en la noche dublinesa.

Quizás hayáis oido hablar de la música irlandesa que allí puede oirse en sus numerosos pubs, y así es, pero aparte de eso, magníficos sitios desconocidos para los turistas como el Archivo Fotográfico Nacional o el Instituto Cinematográfico, lugar concurrido principalmente por los dublineses, se dan cita allí. Dublín late cada día al son de su música, pero también de su arte y de su literatura y es en el Old Temple Bar donde se le toma el pulso a la ciudad.

Situado en el centro histórico, a pocos pasos del Castillo, os recomiendo callejearla desde su parte «más vieja». Justo al lado de la Christchurch, la Fishamble Street os introducirá en este atípico barrio de calles peatonales. Allí, y para darnos la bienvenida inicial, se encuentra el edificio donde por primera vez pudo oirse el «Messiah» de Haendel. ¡Qué mejor recepción y presentación para un sitio así!. A continuación una curiosa tienda de tattoos, más alla una de figuras y esculturas hechas por artistas locales que quieren darse a conocer y hacen sus primeros pinos, unos pasos a continuación tiendas de ropa de segunda mano, y más adelante el centro comercial Las Arcadas en cuyo interior las tiendas y locales compiten por alzarse con el título de la más curiosa y exótica, desde una tienda de ropas de cine, hasta una cafetería/librería donde se reúnen para debatir sobre lecturas.

No muy lejos queda el Archivo Fotográfico Nacional, no demasiado grande pero sí tremendamente llamativo para quienes adoran ver los cambios producidos por el transcurso de los años en la historia de una ciudad. Allí se exponen numerosas fotografías de la sociedad dublinesa y sus costumbres desde fines del siglo XIX en adelante. No menos cordial ni nostálgico es el Instituto de Cinematografía donde hay un par de salas de cines muy solicitadas por los estudiantes. Como turistas, el ir al cine puede no ser una opción, pero el ambiente bohemio, el patio central que tienen con sus pequeñas terrazas y mesas donde se reúnen los jóvenes para hablar mientras leen, estudian o simplemente debaten sobre la última película vista, bien merecen la parada.

Localizada en el mismo corazón de Temple Bar se encuentra también una pequeña plaza que es lugar de reunión y cita habitual de los jóvenes, del mismo modo que pueda serlo la estatua de Molly Mallone en otra parte de la ciudad. En esa plaza rodeada de pubs, los domingos y festivos se levanta un clásico mercadillo de pulgas donde poder comprar y disfrutar.

Oliver St. John's Gogharty

Y es desde esa plaza de donde se entra en la Dublín más divertida, la del «craic», la de la reunión entre amigos con una buena charla y una pinta de cerveza en la mano, porque desde allí pubs y discotecas se suceden puerta tras puerta. El simple hecho de pasear su calle principal, del mismo nombre que el área, Temple Bar Street, ya nos transporta a la romántica y pegadiza música irlandesa, no sólo porque en la calle suelen apostarse músicos locales que buscan ganar unas monedas, sino porque todos, absolutamente todos los locales, ofrecen espectáculos musicales en vivo y en sesión continua, desde las 5 de la tarde de cada día, hasta casi las 12 de la noche.

El propio «Temple Bar«, icono fotográfico de la ciudad, es representativo de este tipo de locales. Yo os recomendaría también el Oliver St. John’s Gogharty, espectacular, el The Auld Dubliners o el O’Donoghue’s donde en su día tocaron los «Dubliners», uno de los más conocidos grupos musicales locales.



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